Podría escribir mucho a cerca del Museu d’Art Modern i Contemporani Es Baluard de Palma; algunas cosas buenas y otras no tanto.
En esta ocasión, no me voy a meter sin embargo con la pobreza de su colección permanente, siendo uno de esos claros ejemplos de museos periféricos en los que el continente es mucho mejor que el contenido; tampoco voy a hablar de la falta de coherencia y consistencia teórica de su última exposición temporal titulada La percepció de l’espai; ni de los problemas técnicos en la presentación del documental sobre Marina Abramovic, The artist is present que se celebró recientemente en el antiguo aljub, presentado por una Rossy de Palma quien convencida de ser en vida la reencarnación mallorquina de la abuela de la performance, se atrevió a «cantar» una canción como lo hiciera el año pasado su representada en la ópera del Teatro Real de Madrid titulada en un alarde de ego: Vida y muerte de Marina Abramovic.
En realidad, de lo que quiero hablar hoy es del más que cuestionable trato que reciben aquellas personas que precisamente, en un futuro, serán las encargadas de trabajar la materia prima del museo: las obras de arte. Las obras de arte deben ser gestionadas, documentadas, analizadas, estudiadas de manera crítica e histórico artística, expuestas y finalmente difundidas (entre otras funciones). Los historiadores del arte son los encargados de llevar a cabo toda esta serie de trabajos sin los cuales el museo no tendría razón de ser, se puede decir que sin ellos, el museo no existiría. Pues bien, el museo tiene un trato preferente (entrada gratuita me refiero) a los periodistas (¿por qué será?), guías turísticos y asociaciones culturales (entre otros), pero se olvida completamente de aquellas personas que necesitan más que otras la gratuidad de la entrada por su falta de ingresos, viéndose su laborobstaculizada y empobrecida sin poder acceder gratuitamente a su material de estudio: me refiero a los estudiantes de historia del arte.
¿Qué explicarían los guías turísticos si no hubiera un estudio de las obras? ¿Qué noticia darían los periodistas si no hubiera exposiciones que cubrir? Y sobre todo, seguramente lo que más interesa al museo, ¿qué visitantes, y por ende ingresos, tendría el museo sino hubiera obras que exponer?
¡Aii!, «Es Baluard nostro», ¡cuánto queda aún por hacer!
Es lamentable que no puedan acceder gratuitamente los estudiantes de la carrera de Historia del Arte. Ésto no representaría un gasto y sí una inversión que reportaría futuros beneficios al Museo . Esos alumnos son agentes informadores del Museo, cumplen informalmente las funciones de «periodistas» y «guías turísticos» en el ámbito donde se mueven. Sin tener estas profesiones , como amantes del arte, le ponen no solamente oficio ,sino también amor.
Habría que sugerir a los mismos, que elevaran un petitorio a la Universidad para que ésta sea la encargada de conseguir el beneficio para sus alumnos, quienes podrían tener una credencial personal para ese fin , extensiva también para otros museos y muestras que se presenten en la isla. Este convenio sería parte de la formación práctica imprescindible para todo aquel que quiere estudiar la historia del arte ,ya que el contacto permanente con las obras es esencial. A veces una mirada «virgen» ,aporta una nueva visión, que puede llegar a descubrir aspectos insospechados en las mismas. Ojalá que tu justo reclamo halle eco en las autoridades del Museo.