De «Labores femeninas» a «Devenir perra»

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Visitar una feria de libros es en cierta manera como visitar una exposición de arte. Ante la imposibilidad físico-temporal autoimpuesta de detenerse delante de cada una de las obras presentes (ya sea ordenadas en abarrotadas estanterías, como colgadas en inmaculadas paredes), uno decide recorrer el espacio furtivamente con la mirada,  para sólo detenerse delante de la pintura, o en su caso del libro, cuyo título o portada haya llamado más la atención, merecedor privilegiado de nuestro cada vez más escaso tiempo.

Así decido encarar  mi visita  a la “VIII Fira del Llibre Antic i d’Ocasió”, en los jardines de la Misericordia de Palma, una buena oportunidad para soñar incluso en blanco y negro, en una época en la que los libros aún se leían sobre papel.

Decidida entro en el recinto de la feria. “Labores femeninas”, aquí acaba mi momentánea búsqueda. “Labores femeninas” y el dibujo de una sonriente mujer atareada con unas largas telas en sus brazos. Avanzo hacia el libro sintiendo una especie de pudor y nerviosismo ante un título que hoy me parece tan políticamente incorrecto que se me antoja incluso como un ejemplar prohibido por lo ofensivo de su contenido, como en otros tiempos lo fueron “El origen de las especies”, “La Biblia” o “Mein Kampf”.

No me decepciona la introducción:

La necesidad de una obra de la capacidad y de la importancia de esta ENCICLOPEDIA DE LAS LABORES se hacía sentir dentro de las múltiples y variadas obras que, sobre costura, estaban escritas hasta la fecha.

 Los primeros pasos en esta tarea, con sus simples iniciativas de cómo debe enhebrarse la aguja, cómo coser y hacer lo más elemental, han servido, y sirven, para enseñar y orientar a muchas jóvenes que, deseosas de aprender lo más necesario y básico, buscan en estos libros el principio elemental de todo el arte de saber coser y cortar” (…) Pero la multitud de mujeres que desean algo más complicado (…) echaban de menos una obra completa de firmes y positivas orientaciones con la cual poder hacer esos bellos modelos o esas joyas tejidas con manos de hada, que tantas veces habían admirado en las tiendas.(…)

 Y por último, sólo me resta ofreceros esta obra con el mejor deseo de que sea para todas vosotras, mujeres que ya sabéis mucho sobre el arte de coger la aguja, un verdadero auxiliar y cooperador de esas maravillas que deseáis hacer con vuestras propias manos.[1]

 Hojeando sus páginas me siento una espía clandestina, una traidora de mi combativa generación. Después de tantos años de revolución feminista, tantas luchas por la igualdad y la deconstrucción de géneros, ¿qué dirían mis militantes amigas al verme entregada a la lectura del agraviante libro?

Pero tranquilas, compañeras,  tan solo es curiosidad lo que dirige mi lectura. La  curiosidad con la que seguramente, una chica de 27 años de 1972 hubiera leído un libro titulado “Devenir perra” o La maternidad masculina”.

¿Cuánto vale un pedacito de Historia? Finalmente compro el libro; no porque comparta su contenido o sienta añoranza por esa época que no conocí. Compro el libro porque es un vestigio de una época que ya no reconozco; porque es un pasaporte a otros tiempos que siento lejanos pero que están aún muy presentes en la memoria colectiva de nuestras madres. Compro el libro porque es un fetiche de una época denostada pero verdadera de nuestro pasado, y para recordar que aunque no todos los tiempos pasados fueron mejores, es necesario conocerlos bien para saber de dónde venimos y tener claro hasta dónde queremos llegar.


[1] NADAL, Ángeles; CALERA, Ana Mª (1972). Labores femeninas, Editorial Rodegar, Barcelona (pág. 5-6)

2 pensamientos en “De «Labores femeninas» a «Devenir perra»

  1. Buenísimo el encontrar reliquias y a través de las letras viajar al pasado. Soy fan!

    • Muy bueno tu artículo Ana. La mujer , es cierto ha dado grandes pasos en la igualdad con el hombre; ocupa roles antes vedados , actividades sociales y su opinión es respetada (no siempre, ni tampoco su salario es equiparable ante el mismo trabajo ) Hemos dado grandes pasos pero falta mucho por andar y muchísimo en algunos países donde aún viven en el medioevo.
      Las nuevas parejas comparten la crianza de los hijos : cambio de pañales incluído, el tiempo de la mujer que trabaja hace que sea a veces indispensable.. Yo soy, lo sabes, de esa generación que sabia de labores y las aprendí cuando debí reparar y hacer pantalones a mis hijos y doy gracias de haber aprendido y saber apañarme en caso de apuro. Eso me da una libertad, una independencia que no tienen aquellas que ante cualquier percance deben recurrir a su madre, tía , suegra o alguien que cobrará un alto precio por un oficio que, como casi todos, va desapareciendo , reemplazado por una industria que, paradójicamente ,está acaparada por los hombres, Zara es un ejemplo de ello
      Me alegro que lo hayas comprado, tal vez un día digas:, qué bueno tenerlo, se me acaba de descoser el dobladillo de la falda que quería usar en la reunión de esta noche … ¿En qué capítulo dirá cómo repararla LABORES FEMENINAS ?
      Por el momento ,haces bien, sigue haciendo lo que haces con tanto talento; pero en un rato libre del que dispongas, échale una mirada, al menos al índice. ¿Por qué no ? Nunca se sabe…….

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