El espejo de lo que fuimos

Aunque decir que es necesario conocer nuestro pasado para entender nuestro presente, es algo muchas veces repetido, no por eso deja de ser menos cierto. Y es que efectivamente, a veces nos olvidamos de quienes somos, porque no recordamos quienes fuimos o de dónde venimos. No hace tanto que lo habitual en Mallorca era que la gente trabajara en el campo, que los terrenos más valorados fueran los de interior y que apenas se pagara nada por los de la costa, que no hubiera grandes centros comerciales, o que fiestas como el Carnaval estuvieran prohibidas. A veces el supuesto progreso nos tiene tan obnubilados que perdemos la perspectiva de lo que significamos.

Este es precisamente el motivo por el cual exposiciones como Muestra de patrimonio textil en Mallorca, promovida por el SAC (Servei d’Activitats Culturals de la UIB), son tan necesarias. En una era de globalización en la que la tendencia es homogeneizarlo todo, en la que se destruyen lenguas minoritarias cada año y cada vez más, todos nos vestimos de la misma manera, comemos la misma comida y escuchamos la misma música, independientemente de si vivimos en Japón o en Austria, iniciativas para visibilizar el propio patrimonio son una especie de grito desgarrador a la espera de llamar la atención de una sociedad abocada al automatismo y a la alienación individual.

Así pues, en el edificio de Sa Riera, aún es posible visitar dos muestras en una cuyo objetivo es precisamente el de reivindicar la identidad mallorquina a través del patrimonio textil. En una de ellas, Neus Aranda Rosa, Enric Orfila Beltrán, Hugo Vallespir Hernández, un grupo de estudiantes de la UIB, del que he tenido el orgullo de ser profesora, ha “vestido” fotografías antiguas reproducidas a escala real con vestimentas tradicionales del siglo XIX, en una más que original propuesta museográfica.

En la otra muestra paralela, titulada “Avior” – antigua palabra mallorquina que significa todo lo que viene del tiempo antiguo de nuestros abuelos-, la agrupación “Aires d’Andratx” expone el fruto de una investigación centrada en la indumentaria tradicional. En ella, joyas de la vestimenta mallorquina, guardadas como tesoros en antiguos canteranos, ven la luz después de varias generaciones custodiándolos. Mediante la  reproducción de antiguas imágenes con modelos y fotografías actuales de gran formato, el visitante puede apreciar in situ los colores y las texturas. Además se explica el uso, los materiales y la fecha en la que la ropa referida estaba de moda, exponiendo también las fotografías antiguas que han inspirado las piezas actuales.

Hay que reivindicar la importancia de este tipo de muestras que, aunque modestas en comparación con las grandes producciones que solo las instituciones con un gran presupuesto se pueden permitir, son una oportunidad única para que todos podamos mirarnos en el espejo de lo que fuimos.

Crítica de arte publicada en el Diario de Mallorca el 15 de noviembre de 2021

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