Coleccionar es un instinto básico. Hay algo de obsesivo y metódico. Es también un acto fascinante de amor, de curiosidad, de reafirmación y deseo. Todo junto. Una colección de objetos es el reflejo visual de los deseos más íntimos de su propietario. Es la proyección de las inquietudes e intereses de quien con tiempo y paciencia, la ha ido configurando. Según el sociólogo y crítico Jean Baudrillard, el coleccionismo es un bálsamo frente a la «angustia del tiempo y de la muerte»: ante la imposibilidad de detener el paso del tiempo, al menos queda el consuelo material de los objetos.
En el caso concreto del coleccionismo de arte, el gusto por la estética, el deseo de reconocimiento, la ostentación y aunque parezca contradictorio, el altruismo, son también motores que generan este tipo de colecciones.
La colección expuesta en el Casal Solleric de Michael Horbach, un empresario alemán con inquietudes artísticas que ya en 1986 adquirió una galería de arte en su país, es un buen ejemplo de cómo ésta se ha ido conformando a partir de los anhelos de su propietario. 30 años de búsqueda. Una mirada sobre ella nos habla de una persona interesada por la fotografía documental contemporánea, en blanco y negro y con carga social. Retratos cercanos al costumbrismo, escenas que evidencian la difícil domesticación de la naturaleza por parte del hombre (y la mujer, claro), paisajes matizados por fenómenos atmosféricos y accidentes geográficos, relatos de vida y finalmente un homenaje a Cuba, son los ejes que vertebran una exposición cargada de belleza, fuerza, sensibilidad e instantes imprescindibles para entender la gloria y la miseria de nuestro mundo.
Fotógrafos de tanto renombre como Sebastiao Salgado, Cristina García Rodero, Marcos Zimmermann, Pierrot Men o Alberto Korda son algunos de los autores, muchos de ellos procedentes de Suramérica y Cuba, que componen el elenco de artistas de esta muestra que resulta indispensable tanto para los apasionados por la fotografía como para aquellos que aman la vida en general.
Crítica publicada originalmente en el Diario de Mallorca el 25 de febrero de 2019